El cerdo volvió a crecer con fuerza

 

Desde la Federación de Productores Porcinos Argentina (FPPA) aseguran que la actividad “es rentable” y que “con el apoyo necesario no tiene techo”. El sector porcino creció un 10% en 15 años y aunque tuvo un freno entre 2016 y 2019, este año todo cambió: los criaderos están funcionando, la producción creció 6%, bajó la importación, hay 16 plantas habilitadas para exportar y las perspectivas son alentadoras.

Sin embargo, lo que hoy es una celebración para el productor puede transformarse en un problema. Es que en los últimos meses se generó un incremento -casi desmedido- en los precios del capón. Juan Ucelli, consultor en el sector porcino, explicó en diálogo con Ámbito Financiero que “entre abril y julio la demanda fue nula y por ende cayeron los precios, luego la tendencia se revirtió y a partir de septiembre -tras la aparición de un foco de Peste Porcina Africana en Alemania- se generó un aumento en los precios del cerdo en pie basado en fuertes expectativas de ventas al exterior.

Según el especialista, “desde septiembre hasta ahora se generó un aumento de precios cercano al 37% en el animal en pie y si se toma desde enero, el aumento es del 54%, muy superior al incremento que sufrió el vacuno, que en el mismo período sólo registró una suba del 22%”. Estos precios se formaron por una “fiebre exportadora” que podría complicar al mercado interno ya que del total producido sólo exportamos el 5%, el 95% restante va al mercado local y de ese saldo, la gran mayoría se consume como carne fresca”.

Los precios aumentaron a un ritmo mucho mayor al que lo hizo la carne vacuna, el cerdo se puso al mismo nivel que el bovino y se perdió esa ventaja que en muchos casos era determinante a la hora de elegir qué tipo de proteína llevar al plato. La consecuencia no tardó en llegar y las ventas de cortes de cerdo disminuyeron en las carnicerías y granjas entre un 15 y 20% en las últimas semanas por el aumento de precios, por lo tanto, lo que resultó una gran noticia para el productor se transformó en una pesadilla para el consumidor y peor aún, podría transformarse en un efecto búmeran hacia el eslabón primario.

La suba de precios fue bien recibida por la producción, que aprovechó y compensó las pérdidas del inicio de la pandemia cuando el precio del cerdo se desplomó al no tener el mercado sostén de hoteles, restaurantes y catering. Ese aumento en el precio pagado al productor se fue logrando lentamente por dos motivos, uno fue que la industria del chacinado aprovechó los bajos precios de la pandemia y compró cerdo para la fabricación de fiambres, que se consumen en cantidad durante el verano.

Y el otro fue la expectativa exportadora, que de hecho vendió al exterior según datos del Senasa más de 32 mil toneladas desde que comenzó el año, lo que representa una suba del 63% si comparamos las ventas con 2019. La realidad argentina indica que este año, pandemia mediante, con los bolsillos más flacos la decisión de qué carne llevar al plato se hace en función del gusto, rendimiento en la cocción y fundamentalmente del costo.

Hoy el cerdo tiene un precio 15% por encima del valor que debería tener y si el consumidor deja de comprar, el camino hacia la baja de precios terminará perjudicando al eslabón primario porque carnicerías y frigoríficos eludirán la trompada que golpeará de lleno en el productor que se encontrará con un animal engordado y listo para faena, pero sin compradores ansiosos. Este presente puede volverse una amenaza para el consumo de cerdo y para los productores a menos que Hong Kong, Rusia y fundamentalmente China sigan demandando más carne porcina.

Fuente: Enfiteuta.







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