José Luis Sánchez acompaña a la Cooperativa Apícola Patagonia en un proyecto para exportación desde General Pico. Una iniciativa que viene resultando en provincia de Buenos Aires.

“Es un proyecto que busca impulsar la exportación directa por parte de los propios apicultores”, explicó a RD. Las expectativas en el mediano y largo plazo de esta propuesta son importantes según Sánchez porque el modelo de exportación a través de las cooperativas está siendo probado con éxito en el sudoeste bonaerense.

Allí hace cinco años que está asesorando y ya se están concretando operaciones de manera creciente. El entrevistado resaltó que hay una capacidad de producción en la cooperativa pampeana por los apicultores que nuclea y por las posibilidades de la sala de extracción. Sánchez destacó que la infraestructura es muy buena en el Parque Apícola.

Otro punto a favor es la miel lograda en la zona, combinando mieles de praderas naturales y de alfalfa con las mieles del monte, del caldenar con base en la flora autóctona. Logrando una amplitud de colores y cualidades, que permite apuntar a diferentes mercados. Sobre la venta directa Sánchez dijo: “El beneficio principal es que les permite a los apicultores mejorar el valor que perciben por su miel. La comercialización en Argentina estuvo vinculada a la presencia de pocos exportadores muy fuertes.

Empresas de origen extranjero que funcionan como acopiadores al asistir financieramente al apicultor para disponer luego de su producto y acopiar. Al apicultor le fijan un precio en pesos”. “Lo que vemos con el modelo productivo- cooperativo- exportador es que esa renta que se queda el acopiador en la venta directa la puede percibir el apicultor con una renta muy interesante, son adicionales en un 20 ó 30 por ciento de lo que el mercado doméstico paga por el kilo de miel”, agregó.

Uno de los puntos críticos para avanzar es la sanidad, en relación al manejo y las prácticas habituales que el apicultor realiza por tradición. El uso indiscriminado de antibióticos y de otras sustancias hace que en los análisis previos a la exportación haya problemas. Hoy al momento de vender Senasa hace el muestreo de la miel y hay intervenciones de laboratorios internacionales que son requeridas en Alemania y Países Bajos.

Otro tema es que a veces la apicultura es vista como una segunda actividad del productor, esa informalidad no es buena cuando la comercialización exige formalizar cuestiones impositivas.

Fuente: Rural al Día.